jueves, 9 de marzo de 2017

5 . Reina María I de Inglaterra.

Conocida con el apodo de Bloody Mary (María Sangrienta), fue soberana de Inglaterra e Irlanda desde 1553 hasta 1558. Siempre rechazó la ruptura con Roma emprendida por su padre Enrique VIII y el establecimiento del protestanismo que hizo su hermano Eduardo VI, en dicho proceso, condenó a casi 300 religiosos disidentes a morir en la hoguera en las Persecuciones Marianas. Miles de hogueras intoxicaron con el olor a carne quemada el aire de Londres: obispos, nobles, eruditos, estudiantes, sacerdotes, campesinos, artesanos, pasaron por el fuego. Quienes mostraban compasión eran arrestados, cientos fueron detenidos por ser considerados herejes y torturados. Las personas especialmente odiadas por la reina tenían muertes lentas y dolorosas. Esta intolerancia hizo que miles tomaran el camino del exilio. El restablecimiento del catolicismo romano fue revertido por su sucesora y medio hermana, Isabel I, hija del rey Enrique VIII (padre de ambas) y su segunda esposa, la concubina y después reina Ana Bolena.

4. Rosemary West

Es una asesina en serie británica que fue condenada junto con su esposo y cómplice Fred West por el asesinato de 12 jóvenes mujeres (entre ellas también niñas), muchos de ellos ocurridos en la casa de la pareja en Gloucester, Inglaterra. Rosemary y Fred secuestraban a jóvenes en las paradas de autobús en las afueras de Gloucester. Las encerraban en casa y, después de sodomizarlas, torturarlas y violarlas, las asesinaban. Rosemary tenía un voráz e insano apetito sexual, disfrutando del denominado "sexo bondage" y del sadomasoquismo. Ella era bisexual y muchas de las mujeres que fueron secuestradas eran para satisfacer el apetito sexual de ella y de Fred, otro sádico sexual. También, Rosemary trabajó como prostituta y dos de sus clientes mantuvieron relaciones sexuales con las pequeñas hijas de Rosemary, bajo el pleno consentimiento de ésta, quien disfrutaba como sus hijas sufrían las relaciones debido a sus cortas edades. El Ministro de Interior del británico del momento, Jack Straw, sentenció a Rosemary West a morir en prisión.Fue la segunda mujer en ser sentenciada a morir en prisión en Reino Unido: la otra era la asesina en serie Myra Hindley, quien murió en 2002 y con la cual compartió dos años. (puesto 9) En noviembre de 2002, un juez supremo dijo que Rosemary podría ser liberada en 2019, cuando tenga 66 años.

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3. Katherine Knight

La primer mujer australiana en ser condenada a cadena perpetua sin libertad condicional. Knight contaba con un largo historial de relaciones amorosas que terminaban en un verdadero infierno, incluyendo una donde tomó al perro de ocho semanas de su pareja y lo degolló frente a él. Pero eso no es lo peor, John Thomas Price, la última pareja de ella, no corrió con la misma suerte. Knight lo correteó dentro de la casa de ambos con un cuchillo de carnicero, apuñalándolo 37 veces, con heridas tan profundas que llegaron a órganos vitales. Después de matarlo, despellejó el cuerpo y colgó su piel en la entrada a la estancia de su casa. Le cortó además la cabeza y la puso en una olla en la estufa. También cocinó carne del trasero de Price, con verduras y gravy para servírselo de comida a sus hijos junto con una vengativa nota. La policía llegó antes de que Knight sirviera la cena.

2. Irma Grese

De nuevo una mujer nazi en la lista. Fue una supervisora de prisioneros en los campos de concentración de Auschwitz-Birkenau, Bergen-Belsen y Ravensbruck, durante la Segunda Guerra Mundial. Apodada "la bestia bella" por los prisioneros de este campo por su comportamiento sádico y perverso, fue una de las más crueles y notorias criminales de guerra nazi. Siempre usando pesadas botas, látigo y pistola, entre otros actos, Irma era conocida por dejar que perros hambrientos y furiosos se lanzaran encima de las presas para devorarlas, asesinar internas a tiros a sangre fría, torturas a niños, abusos sexuales y palizas sádicas con látigo trenzado hasta provocar la muerte de las víctimas. Además, una revelación de Olga Lengyel dice que Irma mantuvo relaciones con Joseph Mengele y Josef Kramer. En su alojamiento, después de su detención, fueron encontradas lámparas de mesa con las pantallas hechas de piel humana, exactamente de tres prisioneros judíos asesinados y despellejados por ella misma. En el Juicio de Bergen-Belsen fue condenada a la horca a los 22 años -la más joven condenada a muerte sobre leyes británicas en el siglo XX- siendo ejecutada en la prisión de Hamelín (Alemania) el 13 de diciembre de 1945. Sus últimas palabras a su verdugo fueron: "Schnell!" (¡Rápido!).

1. Elizabeth Bathory

LES PRESENTO A LA MUJER PERVERSA NUMERO 1º.
La Condesa Elizabeth Báthory ha pasado a la Historia por haber sido acusada y condenada de ser responsable de una serie de crímenes motivados por su obsesión por la belleza que le han valido el sobrenombre de "La Condesa Sangrienta" y el Record Guinness de la mujer que más ha asesinado en la historia de la humanidad con 630 muertes. Utilizaba la sangre de sus jóvenes sirvientas y pupilas para mantenerse joven en una época en que una mujer de 44 años se acercaba peligrosamente a la ancianidad. Cuando los investigadores irrumpieron en el castillo lo primero que vieron fue a una sirviente en el cepo del patio, en estado agónico debido a una paliza que le había fracturado todos los huesos de la cadera. Al acceder al interior se encontraron a una chica desangrada en el salón, y otra que aún estaba viva aunque le habían agujereado el cuerpo. En la mazmorra encontraron a una docena que todavía respiraba, algunas de las cuales habían sido perforadas y cortadas en varias ocasiones a lo largo de las últimas semanas. Debajo del castillo exhumaron los cuerpos de 50 muchachas más. El diario de Elizabeth contaba día por día sus víctimas, con todo lujo de detalles, hasta sumar un total de 612 jóvenes torturadas y asesinadas. Entre 1604 y 1610, sus agentes se dedicaron a proveerla de jóvenes entre 9 y 26 años para sus rituales sangrientos. Más adelante, en la época en la que los errores de Gábor la pusieron en una delicada situación política, tomó la costumbre de quemar los genitales a algunas sirvientas con velas, carbones y hierros por pura diversión. También generalizó su práctica de beber la sangre directamente mediante mordiscos en las mejillas, los hombros o los pechos. 
Es imposible saber, hoy en día, qué sucedió realmente. En la época era común castigar cruelmente a siervos y pupilos, y ejecutar incluso a pequeños delincuentes de las maneras más espantosas. Puede que Elizabeth fuera inocente, y sólo se comportara como una noble más de su época. Quizás fuera sádica, y en consecuencia se aplicara especialmente a la hora de imponer disciplina, o incluso obligara a sus sirvientas a tomar parte en prácticas sadomasoquistas más o menos extremas; de nuevo, ninguna novedad para la nobleza de su tiempo, cuya impunidad y poder legal les permitía tratar a la servidumbre como quisieran.

EL SADICO,,,

Raúl Osiel Marroquín, El Sádico
Vía.
A Osiel Marroquín El Sádico, un exmilitar y homofóbico, le gustaba secuestrar, torturar, ahorcar y descuartizar a sus víctimas para colocarlas en maletas y abandonarlas en diferentes puntos de la Ciudad de México, entre el Metro Chabacano y la colonia Asturias.
Condenado a 288 años de prisión en 2006, El Sádico reconoció haber secuestrado a seis personas y asesinado a cuatro hombres gays, entre el 21 de enero y 22 de diciembre de 2005.
Fue un asesino bien organizado, depredador sexual y con motivos de odio, pues aseguró "hacerle un bien a la sociedad" con las muertes que cometió. Pareciera que la película Encrucijada (Cruising) inspiró a este sicópata que cazaba a sus presas con propuestas sentimentales y eróticas, en el Cabaretito Neón, un bar de la Zona Rosa.

HENRY LEE LUCAS Y OTTIS TOOLE

HENRY LEE LUCAS Y OTTIS TOOLE

Henry nace en Virginia el 23 de agosto de 1936, fue un hijo no deseado, su madre (Viola Lucas) prostituta le crió a palizas y continuas humillaciones.
Siendo crio vio a su madre prostituirse y golpear a su padre, Anderson Lucas, un alcohólico al que le faltaban las piernas. Soportó que le vistieran como si fuera una niña. Por supuesto se crió desnutrido, sin atención, sin educación ni valores.
Sus primeras experiencias sexuales las mantuvo con animales a los que violaba para luego asesinarlos.
En 1950 los padres tuvieron una discusión que terminó con la marcha del padre. Para cuando lo encontraron al día siguiente estaba muerto y congelado en el bosque. Henry Lee no quiso quedarse a vivir solo con su madre y se marchó también, pero como era joven y no sabía hacer nada se dedicó a robar, lo que le llevó a reformatorios y a la penitenciaría. En la cárcel tuvo sus primeras experiencias sexuales con hombres y cuando salió de allí, en 1960, en el transcurso de una violenta disputa con su madre, Henry preso de un ataque de ira le propina diversas puñaladas que acaban con su vida y viola el cadáver de su madre.
Le detuvieron y le sentenciaron a prisión y cinco años de reclusión en un centro psiquiátrico. Allí se le diagnosticó una psicopatía con desviaciones sexuales y sadismo.
En 1970 y sin estar curado abandonó la cárcel y se marchó a vivir a casa de su hermana y su cuñado. Estos estaban engañados respecto a su salud. Le creían curado. Henry Lee trató de no llamar demasiado la atención pero mató al perro de la familia, recordemos que violaba perros y ovejas a las que degollaba durante la violación para aumentar su excitación.
Más adelante se casó con una amiga de su hermana que tenía dos hijas. Ella trabajaba y él solía quedarse en casa con las niñas. Henry Lee violaba a la mayor (9 años) y obligaba a mirar a la menor (8 años). Un día, sin previo aviso, abandonó a la familia y se fue a recorrer el país. Estuvo asesinando en solitario hasta que en Miami conoció al que se convertiría en su amante y consejero: Ottis Toole, un psicópata apodado "el caníbal de Jacksonville". A Henry Lee Lucas se le relacionó con unos 300 casos más aunque él habló de 900.
Otis Toole vivió una infancia lúgubre y de abusos marcada por una abuela satanista y una hermana que le sometió a todo tipo de perversiones sexuales desde que Ottis tenía seis años. A los 7 años ya se vestía de niña, era algo retrasado. Se libró de su hermana cuando a ésta la metieron en un reformatorio. Entonces se hizo amante de un vecino. Le fascinaba el fuego y se masturbaba después de prender fuego a una casa. Se convirtió en un adicto sin recuperación a las drogas y el alcohol antes de cumplir los diez años. Con 13 años se ofrecía gratis para hacer felaciones a los borrachos, con 14 años cometió su primer asesinato y cuando tenía 25 ya había cumplido trece condenas. Ligeramente retrasado pero con una gran fortaleza física era "la fuerza" de la pareja.
Años después Toole se enamoró de Henry Lee Lucas sin saber que ambos tenían la misma perversión necrófila y el asesinato. A Ottis le faltaba la inteligencia que tenía Henry Lee, y a éste le faltaba la fuerza bruta de Ottis. Ambos descuidaban su higiene pero lograban acercarse a las personas por su "simpatía".
Juntos se dedicaron a asesinar y descuartizar por la autopista I-35 repartiendo luego los trozos por todo el país, lo que hizo que la policía tuviera problemas para encontrar pistas. Henry Lee Lucas violaba y asesinaba preferentemente mujeres usando un cuchillo, y Ottis se dedicaba a los hombres y les disparaba. Ambos violaban a sus víctimas, después las asesinaban y descuartizaban y después las volvían a violar. Ottis no abandonó su piromanía y juntos quemaron vivo a un anciano en su casa mientras observaban como pedía auxilio asomado a la ventana.
Una sobrina de 15 años de Otis (que parecía tener diez años) se unió a la pareja en sus andanzas. Llamaba a las puertas de las casas mostrando su inocente aspecto y cuando se abrían las puertas entraban de golpe los tres. Se hizo novia de Henry y los problemas con Ottis comenzaron, porque Henry, que quería comportarse como una persona normal, dejó de asesinar para dedicarse a su novia. Durante un tiempo incluso se dedicaron a cuidar de una anciana, pero Henry no aguantó mucho tiempo y decidieron volver a la carretera. Tras vivir en otro pueblo la joven pidió a Henry que le llevara a ver a su familia a Florida. Esto no gustó a Henry pero aún así aceptó. Hicieron auto-stop y surgió una discusión que terminó con la jovencita asesinada con el famoso cuchillo de Henry, directo al corazón. Una vez muerta la violó. Más adelante diría que aquel fue el mejor polvo con su chica. Volvió a visitar a la anciana que la chica y él estuvieron cuidando sólo para asesinarla y esta vez había pistas tras él. Al final fue detenido y terminó confesando no sólo sus dos últimos crímenes sino tantos otros de los que ni siquiera era sospechoso. Con Henry Lee caía también Ottis, que fue detenido y hasta confesó haber compartido algunos de los crímenes de su amante. A Ottis le cayó cadena perpetua y murió finalmente en la cárcel, y a Henry, pena de muerte. Esta fue rechazada finalmente en 1988 y Henry siguió vivo en prisión con un cómputo de 11 asesinatos demostrados. De todos modos creen que es responsable de ciento cincuenta y siete asesinatos, de los cuales ciento ocho los cometió en compañía de Ottis.
¿Secta Satánica?
Además de la crueldad de sus crímenes, los dos personajes confiesan otro hecho muy inquietante: Ottis asegura tener relación con una secta satánica, para la cual los dos asesinos secuestrarían niños, con los cuales se llevarían a cabo sacrificios rituales, pornografía dura e incluso películas snuff, en las cuales se tortura a la víctima y se la mata lentamente mientras una cámara graba las escenas en un plano fijo.
Según unas declaraciones de Toole: " Hubo una época en que ganábamos dinero vendiendo niños a México, que empleaban para películas porno... otros los vendían directamente a gente rica... teníamos una especie de altar y les rajábamos la garganta, bebíamos la sangre y a veces cocíamos los cadáveres... a veces los nuevos miembros cortaban los cuerpos antes de follárselos... y después follaban a los animales y los mataban... y después había una gran fiesta durante la cual comíamos a alguien y a los animales..."
Esta cuestión presenta gran cantidad de dudas, pues la policía nunca pudo probar la existencia de este grupo de satanistas como estructura organizada.

JOHN WAYNE GACY.

JOHN WAYNE GACY.

El lector que a partir de ahora va a adentrarse en la historia real de John Wayne Gacy descubrirá que el mal humano se esconde en lugares todavía menos accesibles que una arteria cerebral colapsada, la que tenía Gacy desde que se cayera en el jardín de su casa cuando era niño y que, según algunos expertos, transformó su cerebro en una mente psicopática. Quizás el mal anide en las entrañas del alma de algunos hombres que parecen, pero sólo parecen, buenos.
No cabría otra forma de calificar a un ciudadano tan ejemplar como John. Era un eficaz hombre de negocios, dedicado plenamente a hacer crecer su empresa de albañilería y decoración, a cuidar de su casa, a amar a su segunda esposa y a cultivar las relaciones sociales. El tiempo libre siempre lo dedicaba a los demás: organizaba las fiestas vecinales más famosas del barrio, se vestía de payaso y amenizaba las tardes de los niños ingresados en el hospital local.
Incluso fue tentado por la política y se presentó como candidato a concejal. Y lo habría llegado a ser si no se hubiera cruzado en su camino el joven Jeffrey Rignall y su tenaz lucha por la supervivencia.
El 22 de mayo de 1978, Rignall decidió salir a tomar unas copas en alguno de los bares del New Town de Chicago. Mientras paseaba, ya de noche, un coche le cortó el paso. Un hombre de mediana edad y peso excesivo se ofreció para llevarle a la zona de bares más famosa del lugar. Rignall, osado, despreocupado, acostumbrado a viajar haciendo auto stop y, sobre todo, harto de pasar frío, aceptó la invitación sin sospechar que aquel hombre, en un descuido, le iba a atacar desde el asiento del conductor y a taparle la nariz violentamente con un pañuelo impregnado de cloroformo.
Lo siguiente que Rignall pudo recordar fue la imagen de su nuevo colega desnudo frente a él, exhibiendo una colección de objetos de tortura sexual y describiendo con exactitud cómo funcionaban y cuánto daño podrían llegar a producir. Rignall pasó toda la noche aprendiendo sobre sus propias carnes mancilladas una y otra vez la dolorosa teoría que su secuestrador iba explicando. A la mañana siguiente, el joven torturado despertaba bajo una estatua del Lincoln Park de Chicago, completamente vestido, lleno de heridas, con el hígado destrozado para siempre por el cloroformo, traumatizado… pero vivo. Tenía el triste honor de ser una de las pocas víctimas que escaparon a la muerte después de haber pernoctado en el salón de torturas de John Wayne Gacy. En sólo seis años, 33 jóvenes como él vivieron la misma experiencia, pero no pudieron contarlo. A veces, el camino hacia el mal es inescrutable, se esconde y aflora, parece evidente y vuelve a difuminarse. Toda la vida de Gacy resultó una constante sucesión de idas y venidas. Fue torpe en los estudios, se matriculó en cinco universidades y tuvo que abandonarlas todas; sin embargo, terminó su último intento de estudiar Ciencias Empresariales y se licenció con brillantez. Hasta llegó a ser un hábil hombre de negocios. Se enroló en cuantas asociaciones caritativas, cristianas y civiles pudo, pero mantuvo una oscura relación con su primera esposa, llena de altibajos y cambios de temperamento. Tuvo dos hijos a los que amó y respetó, sin que eso nublara un ápice su eficacia para atraer y matar a otros adolescentes. Resulta, incluso, paradójico que un hombre obeso y aquejado de graves problemas en la espalda fuera capaz de atacar, maltratar, matar y enterrar a jóvenes llenos de vigor. Pero lo hizo una y otra vez, hasta en 33 ocasiones.
Pero si fue doloroso encontrar los cadáveres de 33 jóvenes incautos, peor resultó saber que su asesino ya había dado muestras de lo que era capaz de hacer. Poco después de casarse por primera vez, comenzaron a circular insistentes rumores sobre la tendencia de Gacy a rodearse de jóvenes varones. Rumores que sus vecinos vieron confirmados cuando el amable John fue acusado formalmente por un juez de violentar sexualmente a un niño de la ciudad de Waterloo. Él siempre sostuvo que las acusaciones no eran más que un montaje creado por el sector crítico de una de las asociaciones cívicas a las que pertenecía. Pero cuatro meses más tarde, la mesa del juzgado recibía la documentación de una nueva denuncia. La propia víctima del supuesto ataque sexual había sido apaleada. El agresor, un joven de 18 años con dudosa reputación, declaró que fue Gacy quien le pagó para escarmentar al niño que le acusaba. El caso estaba claro: Gacy fue sentenciado a 10 años de prisión en la penitenciaría de Iowa. La historia de un asaltador de menores parecía tocar felizmente a su fin…, cuando en realidad, no había hecho más que empezar. Incomprensiblemente, Gacy salió de la cárcel un año y medio después, aireando un indulto concedido en atención a su buen comportamiento y las "evidentes muestras de reforma dadas por el reo". El juez no tuvo duda de que aquel preso de 27 años se había transformado en otro hombre: lo que no supo hasta tres años después es que el nuevo John Wayne Gacy era aún peor. Gacy no sólo se las arregló para engañar al juez, también engañó a los vecinos de Sumerdale Avenue que lo acogieron en su segunda vida; a Lillie Grexa, una mujer divorciada y madre de dos hijos que se enamoró de él y aceptó su propuesta de matrimonio; a los clientes de una brillante empresa de reformas de albañilería que él mismo montó y, lo que es peor, a decenas de jóvenes varones que acudían a casa de Gacy bajo la promesa de un trabajo bien remunerado como albañiles.
La vida social del hombre que los fines de semana se vestía de payaso para entretener a los niños enfermos en varios hospitales subía como la espuma. Dos de sus fiestas más sonadas, una al estilo "vaquero" y otra hawaiana, llegaron a congregar en su casa a más de trescientas personas. Todas regresaron a sus domicilios comentando dos cosas: lo agradable que era aquel ciudadano regordete, bonachón y trabajador y lo mal que olía su jardín. Porque era la comidilla del barrio que un terrible hedor fluía por las calles cercanas a la casa de Gacy y su segunda esposa. Ésta estaba convencida de que bajo las cañerías de su casa había algún nido de ratas muertas. Él aseguraba que el olor se filtraba desde un vertedero cercano y siempre estaba posponiendo una supuesta visita al ayuntamiento para tratar de arreglar el problema.
Ningún vecino supo reconocer el tufo de los restos humanos, por eso, ninguno llegó a sospechar el acontecimiento que estaba a punto de sacudir la armoniosa vida de Sumerdale Avenue.
En diciembre de 1978, la madre del joven de 15 años Robert Piest empezó a impacientarse al ver que no regresaba del trabajo. El chico se ganaba un dinero extra ayudando en una farmacia, y estaba a punto de entrevistarse con un tal Gacy que le había ofrecido mejorar su situación si trabajaba como albañil para él. La desaparición de Robert fue puesta en conocimiento del teniente Kozenczak del departamento de policía de Des Plaines. Entre sus pesquisas, el agente hizo una llamada a Gacy, ya que su nombre aparecía entre los papeles del chico. Por supuesto, el ciudadano Gacy no acudió a la cita (se excusó diciendo que estaba enfermo), pero se presentó voluntariamente en la comisaría al día siguiente. Para entonces, el teniente se había encargado de estudiar el historial penal de aquel hombre (sentenciado e indultado por asaltar a un menor). Aunque Gacy negó cualquier relación con Piest, la policía logró una orden de registro de su domicilio en la que se incautó del más completo arsenal de instrumentos de tortura jamás visto en la región. Pocos días hicieron falta para lograr que Gacy confesara y entregara a la policía un detallado plano del jardín de su casa, en el que había marcado los lugares donde yacían los 33 cadáveres. En su declaración final, la vida del payaso asesino pareció sacada de una película de terror. Durante el juicio, Gacy aseguró que existían “cuatro John: el contratista, el payaso, el vecino y el asesino y constantemente respondía con las palabras de uno y de otro”. Lo que no pudo explicar fueron los motivos que le llevaron a dejar con vida al joven Rignall, cuya declaración sirvió para mandar al criminal a la camilla donde se le aplicó una inyección letal el 10 de mayo de 1994. Sus últimas palabras fueron: “¡Besadme el culo!” .

JEFFREY LIONEL DAHMER

JEFFREY LIONEL DAHMER

Asesino en serie estadounidense cuyo perfil psicológico es prototípico del hombre carente de todo aquello que hace tolerable llevar una existencia normal. Su actitud negativa le impidió tener amigos, relaciones, trabajos, intereses, ocupaciones, dinero, esperanzas o simplemente un lugar dónde vivir. Nunca llegó a socializarse y su cavernoso interior emocional se fue degradando mientras llenaba ese enorme vacío de fantasmas.
Nació el 21 de mayo de 1960 en el hogar de un matrimonio problemático compuesto por un conocido investigador químico y una neurótica emotiva y autocompasiva. Era un niño tímido y solitario que temía el abandono y daba la impresión de estar desamparado.
El joven Jeffrey no hacía más que gritar pidiendo atención desde la temprana edad, aunque fuera subconsciente. Pero esos gritos no fueron oídos por unos padres demasiado absortos en sus propias guerras personales durante un amargo divorcio que dejó al niño con la sensación de ser abandonado.
Pronto se interesó por la anatomía animal. En el sótano de su casa guardaba un montón de huesos de conejos, pollos y otros animales, sintiendo gran curiosidad por verlos dentro de los animales vivos que manipulaba. Su familia cambió de vivienda seis veces antes de establecerse en 1968 en Ohio. La mayor parte de su infancia la pasó escondido en un cobertizo de madera en una colina cazando insectos en frascos y conservándolos en formol. Luego pasó a las ardillas, mapaches y otras piezas más grandes, transportando los cuerpos hasta el bosque, donde los dejaba pudrirse. Luego sumergía los restos en lejía para limpiar y blanquear sus huesos.
Su madre, tras una temporada en el hospital, tuvo que guardar cama por el resto de sus días por haber ingerido enormes cantidades de tranquilizantes y otras drogas, hecho que ensimismaría a Dahmer en un aislamiento inquebrantable.
A los once años ya hablaba de manera monocorde. Se convirtió en un solitario, balando como una oveja en el aula de clase o comportándose como un retrasado en las tiendas para llamar la atención de sus compañeros. También comenzó a beber y a masturbarse compulsivamente utilizando revistas para homosexuales o mirando las entrañas de los animales que cazaba. A los dieciséis años solía ir borracho a clase, donde tenía un solo amigo que era proveedor de marihuana y con quien se colocaba a diario. El joven se refería al alcohol como su ´medicina´, un tónico autorrecetado con la intención de calmar sus momentos de angustia. Y ese alcohol a su vez, alimentaba su inclinación hacia la excentricidad.
A los diecisiete años, tras observar un joven que a diario pasaba haciendo jogging delante de su casa, sintió un deseo desenfrenado de poseerlo. Como no se atrevía a abordarlo para entablar una conversación, optó por coger un bate de béisbol y se dispuso a esperarlo con la idea de atacarle cuando pasara, pero afortunadamente el joven dejó de ir a correr por esa zona, salvándose de haber sido una primera víctima del atormentado Jeffrey Dahmer.
Al año siguiente, su padre abandonó el hogar, y al poco tiempo, el 18 de junio, el chico se venga recogiendo en la carretera a un autoestopista, a quién llevó a su casa y asesinó, luego metió el cuerpo en un saco de basura y lo arrojó por un barranco.
Después de esto, entró en una crisis depresiva y renunció a seguir viviendo, pero su padre lo envió a la Universidad. Allí también fue rechazado por su contínuo estado de embriaguez, y en diciembre de 1978 su padre lo obliga a alistarse en el ejército, pero sus continuas borracheras no cesan. Al licenciarse va a vivir con su abuela, en donde muestra una posible reinserción, pues comienza a ir a la iglesia, a leer la Biblia e incluso reduce su dosis de alcohol y encuentra trabajo en una fábrica...
Pero poco le duró esa vena. Al poco tiempo comenzó de nuevo a masturbarse insistentemente e incluso robó un maniquí de una tienda, que le hacía las veces de compañero sexual. También empezó a frecuentar las saunas de Milwaukee, en donde se daban cita algunos homosexuales para tener relaciones anónimas e impersonales, pero le resultaba difícil conseguir la erección mientras sus parejas estaban despiertas, por lo que optó por drogarlos con somníferos antes de mantener una relación sexual. Después de esto, ninguno de sus amantes cuando volvían en sí querían volver a saber más de él, por lo que creyó más oportuno buscar un cadáver para satisfacer sus instintos sexuales.
Esa misma noche, tras asistir al funeral de un joven de dieciocho años, fue a desenterrarlo al cementerio, pero no lo consiguió por que el suelo estaba congelado debido a las bajas temperaturas.
En septiembre de 1986 es arrestado por exhibicionismo indecente y desembocó a su primer análisis psicológico, siendo diagnosticada una personalidad peligrosa.
Un año después mataba por segunda vez. Esta vez se trataba de un joven negro al que ofreció una bebida dopada. Dahmer se despertó al día siguiente encima de un cuerpo ensangrentado, pero afirma no recordar nada de lo que pasó aquella noche. Lo que sí revive es cómo tras levantarse mete el cadáver en el armario y sale a comprar una gran maleta para trasladar el cuerpo a casa de su abuela. Allí cuenta que lo guardó en el sótano y lo desmembró, envolviendo la cabeza en una manta y guardándola en una estantería para hervir más tarde el cráneo y blanquearlo.

Después de eso, Dahmer comienza a matar siempre que tenía ocasión. Seguía el mismo modus operandi: primero el flirteo ofreciendo dinero a cambio de sexo, luego les ofrecía bebida con somnífero y finalmente los estrangulaba. Después de matar a su víctima se quedaba abrazando el cadáver, pensando en cómo conservar las cabezas y formar una especie de altar en la habitación adornado con los huesos.
Dahmer seguía la predecible pauta de los asesinos en serie. Empezó matando cautelosamente asustado por sus crímenes. Luego el ritmo aumenta y se convirtió en una máquina de matar más efectiva. Está más que demostrado que estos asesinos con el tiempo se vuelven arrogantes y despreocupados convencidos de que no pueden ser apresados por ningún ser mortal, creyendo tener máximo poder y autoridad sobre los demás.
Dahmer mostraba muchas características de asesino organizado: acechaba a sus víctimas, les engañaba para llevárselos a su apartamento con la promesa de dinero y favores y después de la muerte ocultaba las pruebas de los crímenes, pero también daba muestras de ser un criminal desorganizado: realizaba actos sexuales con sus víctimas después de la muerte, consumía su carne y sangre, las mutilaba y conservaba algunas partes como recuerdos. Esta mezcla de delincuente organizado y desorganizado es lo que se denomina un asesino ´mixto´.
En una ocasión, una de sus víctimas logró marcharse antes de que las drogas surtiesen efecto, y la policía efectuó un registro de la casa, pero afirmaron no haber hallado nada...
El 30 de enero de 1989 fue declarado culpable de atentado contra el pudor en segundo grado, por seducir a un menor de 13 años con propósitos indecentes, y antes de comenzar a cumplir la condena de un año de cárcel, mató otro joven, guardó el cuerpo en el cuarto de baño y para su mayor satisfacción sexual lo mutiló y le pintó el cráneo con aerosol.
En marzo de 1990 se trasladó a vivir a un deteriorado piso, en dónde adquirió una larga mesa y dos grifos de plástico para extender los cuerpos de sus víctimas. Allí tomaba fotos de sus amantes con una cámara Polaroid una vez muertos. Luego, congelaba los órganos, comía parte de la carne y hervía el resto en una enorme olla antes de echarlos en un gran contenedor de basura preparado con ácido.
Normalmente, el caníbal rajaba los cuerpos desde el cuello hasta la ingle frotando las vísceras para procurarse un mayor placer sexual, pero llegó un momento en que este placer no era suficiente y con sus víctimas pensó en crear ´zombis´ o muertos en vida que pudiera conservar sin que se deteriorasen, agujereando los cráneos e inyectándoles un líquido.
A veces se bañaba en compañía de los cadáveres. En la nevera guardaba los corazones, en el congelador las cabezas, en el fichero los cráneos y en la cama un cuerpo descompuesto. Así lo contaron los policías que registraron su casa horrorizados una vez que lograron arrestarlo el 23 de julio tras la denuncia de otra víctima que logró fugarse de su casa.
El joven, atado con unas esposas, había alertado a la policía diciendo que un hombre con un cuchillo le había amenazado con arrancarle y comerle el corazón.
Cuando la última víctima escapó de su apartamento en medio de la agresión, el asesino aguardó tranquilamente a que llegara la policía y no hizo ningún esfuerzo por destruir u ocultar la gran cantidad de pruebas que guardaba en su domicilio: centenares de fotografías de sus víctimas tanto muertas como vivas, cráneos y partes del cuerpo en bidones, cajas y en el congelador. Según su abogado, si no se había resistido es porque deseaba terminar con todo aquello. Deseaba ofrecer a la policía una declaración completa de lo que había hecho, puesto que no podía culpar a nadie salvo a él mismo.
Según Park Dietz, psiquiatra forense que actuó como consultor en el estudio sobre asesinos en serie del FBI, Dahmer encaja perfectamente en la subcategoría que se denomina ´marginal´: una persona propensa a la furia asesina si cree que está siendo abandonada, con una perversión capaz de realizar actos sexuales con la víctima una vez muerta. El desorden de esta personalidad marginal está marcada por el miedo al abandono y la incapacidad de tolerar el aislamiento o el aburrimiento. Una teoría habitual es que puede relacionarse con abusos en la infancia. La gente que teme el abandono puede sentirse ultrajada cuando alguien que desean que se quede va a marcharse. En este sentido, el asesino en serie normal llega a serlo por su carácter antisocial o por tener fallos de carácter y también a través de desviaciones sexuales, normalmente sádicas y necrofílicas.
Muchos niños que no reciben la atención que ansían en casa, la buscan en la escuela. Dahmer lo hizo con sus extravagancias y su comportamiento muchas veces cómico, pero terminó siendo marginado. No sólo se sintió fracasado en su casa, también en la escuela, en la Universidad y en el Ejército. Era evitado y humillado, puesto de lado. Eso debió dejarle con una terrible sensación de angustia y desamparo. Por ese motivo proyectó sus sentimientos sobre sus víctimas. Las humillaba, las descuartizaba y luego las dejaba de lado también.
El juicio comenzó el 27 de enero de 1992. Desde el principio quedó claro que le impulsaba un trastorno mental, a pesar de que él hacía todo lo posible por disimular su trastorno.
Dahmer se mostró tan sincero y cooperador como muchos otros asesinos en serie, sin embargo ni él mismo podía entender cómo había sido capaz de cometer todas aquellas atrocidades. Todos los presentes pudieron darse cuenta de hasta qué punto sus compulsiones y fantasías se habían apoderado de su mente, empujándole a seguir asesinato tras asesinato.
Después del veredicto habló por primera vez al tribunal diciendo ´Señor juez, todo ha terminado. Me siento muy mal por lo que hice a esas pobres familia y comprendo su merecido odio. Asumo toda la culpa por lo que hice. He hecho daño a mi madre, a mi padre y a mi madrastra, pero les quiero mucho.´
El Carnicero de Milwaukee fue sentenciado a un mínimo de 900 años, pero murió en la cárcel en 1994 asesinado a golpes por un recluso. Tras la noticia, los padres de Dahmer se pelearon por la posesión de su cerebro llegando incluso a enfrentarse ante los tribunales. La madre deseaba vendérselo a un hospital de investigación mental, mientras que el padre sólo deseaba enterrarlo lejos de todo el mundo y de su memoria. También los parientes de sus víctimas, representados por un abogado, consiguieron hacer negocio con los utensilios utilizados por el asesino para trocear y desangrar. Su nevera se subastó públicamente, al igual que todo tipo de cuchillos, sierras, picadoras y taladros.
Un grupo de ciudadanos de Milwaukee compró el lote completo con intención de montar un ´museo de los horrores´ para la atracción de los turistas, pero al final no se atrevieron a llevar a cabo el proyecto y destruyeron el macabro legado del caníbal.

ALBERT FISH

ALBERT FISH

Nadie podía haberse imaginado que ese abuelito entrañable de más de 65 años, de rostro demacrado, cuerpo encogido y fatigado, cabello y bigote gris, ojos tímidos podía esconder una personalidad como la que revela su informe psiquiátrico: sadismo, masoquismo, castración y autocastración, exhibicionismo, voyeurismo, pedofilia, homosexualidad, coprofagia, fetichismo, canibalismo e hiperhedonismo.
Fish nace en 1870. En su familia existen numerosos antecedentes de perturbación mental, empezando por su madre que oye voces por la calle y tiene alucinaciones, dos de sus tíos internados en un psiquiátrico, una hermana demente, un hermano alcohólico, etc.
Desde muy niño se siente atraído por el sadomasoquismo, se divierte infligiendo dolor a los demás y sobre todo a él mismo. Sigue con atención los artículos de crímenes en la prensa, y colecciona sobre todo aquellos de los asesinos en serie caníbales, con los que se siente identificado.
A los veinte años mantiene relaciones homosexuales y ejerce la prostitución homosexual en Washington, en dónde viola a un niño y asesina a su primera víctima.
En esa época comienza a sufrir alucinaciones de tipo religioso y vive obsesionado con la idea del pecado, creyendo que la única forma posible de expiación es a través del sacrificio personal y el dolor.
Él mismo se inflige castigos masoquistas automutilándose, frotando por su cuerpo desnudo rosas con espinas, hundiéndose agujas de marinero en la pelvis y en los órganos genitales... en una ocasión es sorprendido en su habitación completamente desnudo, masturbándose con una mano y con la otra golpeándose la espalda con un palo del que sobresalen unos clavos. A cada golpe grita de dolor, mientras la sangre se desliza por sus nalgas.
Oficialmente, fue detenido ocho veces: la primera por tentativa de estafa, luego por robo, por pago con cheques sin fondos, por cartas obscenas a los anuncios de agencias matrimoniales de los periódicos.
En alguna ocasión afirma ser Jesucristo, que San Juan le habla y que el mismo Dios le ordena cometer sacrificios humanos.

Lo internan tres veces en un hospital psiquiátrico, dejándolo salir al poco tiempo en cada ocasión tras considerar que no es peligroso ni está loco, sino que simplemente sufre una personalidad psicopática de carácter sexual.

A pesar de todos estos delitos, la policía neoyorquina tardaría nada menos que seis años para poder inculparlo por asesinato.

"Escuchaba voces que me decían cosas y, cuando no las comprendía todas, trataba de interpretarlas con mis lecturas de la Biblia... entonces supe que debería ofrecer uno de mis hijos en sacrificio para purificarme a los ojos de Dios de las abominaciones y los pecados que he cometido. Tenía visiones de cuerpos torturados en cualquier lugar del Infierno..."


Albert Fish fue capturado por la policía el 13 Diciembre de 1935, lo logra a través de una carta de Fish enviada a la madre de la víctima que había secuestrado, en dónde le cuenta sus aficiones por el canibalismo y cómo se decidió a probar carne humana por primera vez con el cuerpo de su hija.

Querida señora Budd:
Hace algunos años, mi amigo el capitán John Davis, zarpo de California hacia Hong-kong, que por aquel entonces padecía los problemas del hambre, las calles se habían vuelto muy peligrosas para los niños entre 9 y 12 años porque tenían la costumbre de matarlos y cortarlos en pedazos y vender su carne como alimento.
Antes de zarpar mi amigo, rapto a 2 niños los mato corto en pedazos guiso su carne, y se la comió.
Esa es la razón de que hace algunos años yo acudiera a su casa el 3 de junio de 1928 con el pretexto de acompañar a su hija a la fiesta que daba mi hermana me la lleve a una casa abandonada, que había en Westcher County donde la estrangulé la corte en pedazos y comí parte de su carne tranquila no me la tire murió siendo virgen.
Tras leerla y sufrir un gran shock, se puso en contacto con la policía que tras investigar lograron encontrar la procedencia de la carta, siguieron la pista de Albert Fish, lo arrestaron el 13 de diciembre.
En su declaración afirmo que tras matar a la niña le corto la cabeza, con un trinchante y partió su cuerpo en dos con una sierra a la altura del ombligo.
El propio Fish lo reconocería: "No soy un demente, sólo soy un excéntrico. A veces ni yo mismo me comprendo".
Una vez detenido, se confiesa además autor de otros muchos crímenes y demás aberraciones que había estado llevando a cabo durante toda su vida: su deseo irresistible de comer carne cruda las noches de luna llena, que le valdría el apodo de "el Maníaco de la Luna", sus crímenes más atroces, algún acto de vampirismo como el caso de un niño de 4 años al que flageló hasta que la sangre resbalaba por sus piernas, luego le cortó las orejas, la nariz y los ojos, le abrió el vientre y recogió su sangre para bebérsela a continuación, además de desmembrarlo y prepararse un estofado con las partes más tiernas.
"...Decidí comérmela. La llevé a una casa abandonada en Westchester en la que me había fijado. En el primer piso me desvestí completamente para evitar manchas de sangre. Cuando me vio desnudo se echó a llorar y quiso huir, pero la alcancé. La desnudé, se defendió mucho, me mordió y me hizo algunos rasguños. La estrangulé antes de cortarla en pedacitos para llevarme a casa toda su carne, cocinarla y comérmela. No pueden imaginar cuán tierno y sabroso estaba su culito asado. Tardé nueve días en comérmela por completo. No me la tiré, aunque hubiese podido hacerlo de haberlo querido, murió virgen".
También narra la historia de un joven vagabundo al que obligó a realizar toda clase de actos sádicos, masoquistas y coprófagos durante dos semanas, además de cortarle las nalgas en varias ocasiones para beber su sangre. Finalmente intenta cortarle el pene con unas tijeras, pero cambia de opinión al ver el sufrimiento del chico y arrepentido le da diez dólares dejándolo huir.
Ante el psiquiatra explicó que por orden divina se veía obligado a torturar y matar niños, el comérselos le provocaba un éxtasis sexual muy prolongado.
También confesó las emociones que experimentaba al comerse sus propios excrementos, y el obsceno placer que le producía introducirse trozos de algodón empapado en alcohol dentro del recto y prenderles fuego. Los hijos de Fish contaron cómo habían visto a su padre golpeándose el cuerpo desnudo con tablones claveteados hasta hacer brotar sangre.
Durante el juicio quedó probado que realizó todo tipo de perversiones con más de 100 niños matando además a 15. Se descubrió también su extraño gusto por hacerse daño a sí mismo, uno de sus sistemas favoritos era clavarse agujas alrededor de los genitales. Una radiografía descubrió un total de 29 agujas en el interior de su cuerpo (algunas con tanto tiempo que habían empezado a oxidarse). Le gustaba comerse sus propios excrementos, o introducirse trozos de algodón empapados con alcohol dentro del recto y prenderles fuego En otras ocasiones había intentado introducirse agujas debajo de las uñas, pero no tardó en renunciar a ello cuando el dolor se hizo insoportable.

Estas declaraciones acerca de sus víctimas le cuestan a Fish la sentencia de culpable por crímenes con premeditación tras diagnosticarlo psicótico, pero cuerdo.
Es condenado a la silla eléctrica y ejecutado en la prisión de Sing Sing el 16 de enero de 1936. Cuando se le preguntaba por la cifra exacta, respondía sonriendo: "Por lo menos cien". Tuvo una sorprendente reacción después de ayudar a los guardias a colocarle los electrodos, y se mostró entusiasmado.
Albert Fish se llevaría a la tumba su mayor secreto, el número de personas que habría asesinado. Las opiniones de los psicólogos son contrastadas en ese aspecto, unos hablan de varios centenares de víctimas, mientras que otros estiman que no hubo más de cincuenta. Finalmente se le acusa de haber asesinado un total de 15 niños, la gran mayoría procedentes de las capas más pobres de la población.
"Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado..."

CAYETANO SANTOS GORDINO


CAYETANO SANTOS GORDINO.

La ciudad porteña de Buenos Aires vio nacer, el 31 de octubre de 1896, al hijo de los inmigrantes calabreses Fiore Gordino y Lucía Ruffo. Este niño quién llevaría el nombre de Cayetano Santos horrorizaría a la Argentina algunos años más tarde bajo el apelativo de el "Petiso Orejudo".
Fiore fue quizá responsable en parte de haber engendrado a quién se convertiría en el primer criminal en serie en la historia policial argentina. Alcohólico y golpeador, había contraído la sífilis tiempo antes del nacimiento de Cayetano. El niño vino al mundo con graves problemas de salud, de hecho, durante sus primeros años de vida estuvo varias veces al borde de la muerte a causa de una enteritis.
La niñez de Cayetano transcurre en la calle, vagando. A partir de los cinco años concurre a varias escuelas de donde siempre es expulsado por su falta de interés en los estudios y su comportamiento rebelde. El escenario de sus correrías y carrera criminal serían los baldíos y conventillos de los barrios de Almagro y Parque Patricios, por entonces todavía al borde de la pampa. Es una zona de quintas, de retiro, de descanso. Pero también es un arrabal desgranado de paisanos y extranjeros.
El 28 de septiembre de 1904, contando con apenas 7 años, Cayetano da inicio formal a su carrera criminal, a fuerza de engaños lleva a Miguel de Paoli, de casi dos años hasta un baldío y allí lo golpea para luego arrojarlo sobre un montón de espinas, un policía que pasaba se percata de lo sucedido y lleva a ambos niños a la comisaría de donde serían recogidos más tarde por sus respectivas madres.
Al año siguiente, Cayetano agrede a su vecina Ana Neri, de apenas 18 meses. Le conduce hasta un baldío en donde le golpea repetidamente en la cabeza con una piedra. Nuevamente es descubierto por un policía quién pone fin al ataque y le detiene, pero, dada su corta edad es dejado en libertad esa misma noche.
Extrañamente, el que sería el primer asesinato de Cayetano pasó desapercibido y solamente sería descubierto años después cuando lo relata, en su confesión ante la policía. Según él cuenta, en 1906 toma a una niña de aproximadamente 2 años y la lleva hasta un baldío sobre la calle Río de Janeiro donde intenta estrangularla, después, decide enterrarla viva en una zanja que cubre con latas. Las autoridades, al conocer este crimen, se trasladan hasta el lugar pero se encuentran con que se había edificado una casa de dos pisos. La historia no pudo ser corroborada a pesar de que los archivos policiales registran una denuncia por desaparición con fecha 29 de marzo de 1906, de una niña de tres años de nombre María Roca Face, tomada en la comisaría 10ª. La niña desaparecida nunca fue encontrada.
Ese mismo año, al parecer apenas algunos días después de cometer su primer asesinato, Cayetano sería denunciado ante la policía por su padre al descubrir que ha martirizado a algunas aves domésticas. Fiore encuentra dentro de un zapato de su hijo un pájaro muerto y, debajo de su cama, una caja en donde guarda los cadáveres de otras aves. A continuación se reproduce el acta que en aquella ocasión fue levantada.
"En la Ciudad de Buenos Aires, a los 5 días del mes de abril del año 1906, compareció una persona ante el infrascrito. Comisario de Investigaciones, la que previo juramento que en legal forma prestó, al solo efecto de justificar su identidad personal dijo llamarse Fiore Godino, ser italiano, de 42 años de edad, con 18 de residencia en el país, casado, farolero y domiciliado en la calle 24 de Noviembre 623. Enseguida expresó: que tenía un hijo llamado Cayetano , argentino, de 9 años y 5 meses, el cual es absolutamente rebelde a la represión paternal, resultando que molesta a todos los vecinos, arrojándoles cascotes o injuriándolos; que deseando corregirlo en alguna forma, recurre a esta Policía para que lo recluya donde crea oportuno y para el tiempo que quiera. Con lo que terminó el acto y previa íntegra lectura, ser ratificó y firmó. Fdo.: FRANCISCO LAGUARDA, Comisario. -Fiore Godino"."Se resolvió detener al menor Cayetano Godino y ser remitió comunicado a la Alcaidía Segunda División, a disposición del señor Jefe de Policía"
Cayetano pasó recluido poco más de dos meses y después regresa a las calles, como ya no asiste a la escuela vuelve a dedicarse a la vagancia, sumido en sus morbosas fantasías, masturbándose continuamente.

El 9 de septiembre de 1908 vuelve a las andadas, conduce a Severino González Caló, de 2 años, a una bodega ubicada frente al Colegio del Sagrado Corazón, ahí lo sumerge en una pileta para caballos cubriéndola después con una tabla para ahogar al pequeño. El propietario del lugar, Zacarías Caviglia, descubre la tentativa pero Godino se defiende diciendo que el niño había sido llevado hasta allí por una mujer vestida de negro de la que suministra señas particulares. Es conducido a la comisaría de donde es recogido al día siguiente.
Seis días más tarde, el 15 de septiembre, en Colombres 632, quema con un cigarrillo los párpados de Julio Botte, de 22 meses de edad. Es descubierto por la madre de la víctima, pero alcanza a huir.
El 6 de diciembre Fiore y Lucía Godino, cansados de los continuos problemas causados por Cayetano vuelven a entregarlo a la policía, esta vez es enviado a la Colonia de Menores Marcos Paz en donde permanece por tres años. Durante su encierro concurre a clases en donde medio aprende a leer y escribir.
La estancia de Cayetano en Marcos Paz, lejos de regenerarlo, le endurece. El 23 de diciembre de 1911 regresa a las calles; ahora es un criminal frío y terriblemente potenciado.
Su liberación se da, al parecer, a petición de sus padres con quienes regresa a vivir. En un fútil intento por redimirlo de su secuela criminal se habían ocupado de conseguirle trabajo en una fábrica, por desgracia solamente es capaz de mantener el puesto por tres meses.
Nuevamente comienza a vagar por las calles, pero esta vez no se circunscribe a los barrios conocidos, sus vagabundeos le llevan a frecuentar lugares y personas del más bajo nivel de moral de la pujante ciudad de Buenos Aires. Asimismo, comienza a sufrir fuertes dolores de cabeza que se traducían en ganas de matar, sobre todo después de tomar alcohol.
1912 es un año que marca hitos en más de una historia, por un lado se desata la guerra en los estados balcánicos y por otra el Titanic se lleva al fondo del mar toda la gloria y pompa con que fue bautizado.
El 17 de enero del fatídico 1912 Cayetano, quién ya es conocido en las calles con el sobrenombre de "Petiso Orejudo", se introduce en una bodega de la calle de Corrientes y da rienda a otra de sus grandes pasiones; el fuego. El incendio que provoca tarda cuatro horas en ser sofocado por los bomberos. Después de su arresto declararía: "Me gusta ver trabajar a los bomberos… es lindo ver como caen en el fuego."
El 26 de enero de 1912 un crimen aterrador conmueve a la sociedad porteña. El cadáver del menor Arturo Laurora, de 13 años es encontrado en una casa puesta en alquiler en la calle Pavón. El cuerpo es descubierto, golpeado y semidesnudo, con un trozo de cordel atado alrededor del cuello. Su desaparición había sido reportada apenas el día anterior. Las investigaciones no conducen a ningún lado. Posteriormente Cayetano confesaría la autoría de este crimen.
El 7 de marzo siguiente Cayetano prende fuego a las ropas de Reyna Bonita Vaínicoff de cinco años, la pequeña fallece 16 días después de debatirse entre la vida y la muerte en el Hospital de Niños.
En los meses siguientes el Petiso causa dos incendios más que son controlados fácilmente por los bomberos sin que se produzcan víctimas.
El 24 de septiembre, mientras trabaja en una bodega propiedad de Paulino Gómez, Cayetano mata de tres puñaladas a una yegua. No fue detenido por falta de pruebas. Apenas unos días después prende fuego a la Estación Vial de la compañía de tranvías Anglo-Argentina, el incendio fue controlado por los bomberos.
En noviembre 8 el Petiso Orejudo, con engaños como siempre, convence a Roberto Russo de 2 años a acompañarlo a un almacén en donde supuestamente le compraría unos caramelos. Le lleva hasta un alfalfar a pocas cuadras en donde le ata los pies y procede a ahorcarlo con un trozo de la cuerda que usa para atarse los pantalones, son descubiertos por un peón del alfalfar quién los entrega a las autoridades. Cayetano declara haber encontrado atado al niño y estarlo rescatando cuando son descubiertos, es liberado por falta de mérito.
El 16 del mismo mes, en un baldío situado en las calles de Deán Funes y Chiclana, intenta golpear a Carmen Gittone de 3 años. Un vigilante hace acto de presencia y el agresor consigue escapar. Días después, el 20 de noviembre, se lleva de la esquina de Muñiz y Directorio a la niña Catalina Naulener de 5 años. Busca un baldío por la calle Directorio, pero antes de encontrarlo la menor se resiste a seguir. Godino se descontrola y la golpea. El dueño de la casa ubicada en el número 78 de la mencionada calle interviene y Cayetano logra huir de nuevo.
El último crimen del Orejudo es probablemente el mejor documentado de su espectacular carrera, su víctima, Gerardo Giordano de apenas tres años sale, como todas las mañanas después de desayunar con sus padres, de su casa ubicada en la calle Progreso número 2185 para reunirse con sus amiguitos y jugar a todo aquello que acostumbran jugar los niños en esa edad. Esa misma mañana del 3 de diciembre, a pesar de los acostumbrados gritos de su padre, Cayetano sale de su casa ubicada en Urquiza 1970, ya lleva clavada entre los ojos la determinación terrible de matar.
Después de vagabundear un rato por las calles, Santos Godino encuentra, en la calle Progreso un grupo de chicos jugando. Se les suma sin despertar ninguna sospecha porque, después de todo, su aspecto de idiota siempre le ha permitido ganar la confianza de sus víctimas
Poco después consigue convencer a Gerardo para que lo acompañe a comprar unos caramelos. Un rato antes y sin éxito, invitó a Marta Pelossi, de 2 años de edad; pero la menor, asustada, se refugió en su domicilio.
Así pues, víctima y homicida se encaminan sin apuro hacia el almacén ubicado en Progreso 2599 en donde compran dos centavos de caramelos de chocolate. Enseguida el más chico los reclama, pero Godino, imperturbable, resuelve dosificarlos: le permite algunos, y le promete los demás si acepta acompañarlo hasta cierto lugar alejado, la Quinta Moreno.
Una vez en la entrada, el chico llora y se resiste a entrar. Pero el asesino lleva hecho demasiado, ni siquiera vacila: lo agarra con violencia de los brazos, lo introduce en la quinta y lo arrincona cerca de un horno de ladrillos. Lo derriba con fuerza y lo aquieta poniéndole la rodilla derecha sobre el pecho. Godino conoce el mecanismo: con apuro, pero sereno, se quita el piolín que lleva por cinturón (se trata de esos lazos de algodón que se utilizan en albañilería para sostener las plomadas), y empieza a enrollarlo en el cuello de Gerardo, le da 13 vueltas y procede a estrangularlo. Pero Gerardo intenta levantarse, así que Cayetano procede a atarle de pies y manos cortando la cuerda con un cerillo encendido. De nuevo procede a asfixiarlo con el cordel pero el chiquillo se resiste a morir. Una idea cruza por la mente de Cayetano; ¿Por qué no atravesarle la cabeza con un clavo?
Uniendo la acción a la idea el Petiso se da a la tarea de encontrar la herramienta deseada, su búsqueda le lleva al exterior del local en donde topa con el padre de Gerardo quién le pregunta por el paradero del niño, imperturbable, Cayetano, le responde no haberlo visto y le sugiere dirigirse a la comisaría más próxima a levantar un reporte.
Mientras tanto el Orejudo encuentra un viejo clavo de 4 pulgadas, regresa con él junto a su víctima, usando una piedra como martillo lo hunde en la sien del niño moribundo y después de cubrirlo con una vieja lámina de zinc huye de la escena del crimen.
Esa noche, durante la velación de su víctima, Cayetano hace acto de presencia. Después de observar durante algún tiempo el cadáver de Gerardo huye llorando del lugar. (Según declaró posteriormente, deseaba ver si el cadáver aun tenía el clavo en su cabeza) Para su desgracia dos policías, el Subcomisario Peire y el principal Ricardo Bassetti ya habían ligado cabos con casos anteriores y esa misma madrugada se allanó el hogar de los Gordino arrestando a Cayetano, encontrando en sus bolsillos un artículo de periódico aun fresco que relataba los pormenores del asesinato y en sus pantalones restos del piolín con que había intentado ahorcar a Gerardo.
Tras ser detenido confesó cuatro homicidios y numerosas tentativas de asesinatos. En una primera instancia, Santos Godino fue declarado irresponsable y se lo recluyó en el Hospicio de las Mercedes, en el pabellón de alienados delincuentes, donde atacó a dos pacientes. Uno estaba inválido en una cama. Otro se movía en silla de ruedas. Después intentó huir.
Lo trasladaron a la Penitenciaría Nacional de la calle Las Heras y finalmente, en 1923 se le trasladó al penal de Ushuaia, la provincia más austral de la Argentina, a la "Cárcel del Fin del Mundo". En 1927 los médicos del penal le hicieron una cirugía estética en las orejas, porque creían que allí radicaba su maldad. Obviamente este tratamiento "radical" no sirvió de nada.
En 1936 pidió la libertad y se la negaron: de los dictámenes médicos elaborados por los doctores Negri y Lucero y los doctores Esteves y Cabred se concluye que;
"Es un imbécil o un degenerado hereditario, perverso instintivo, extremadamente peligroso para quienes lo rodean" .
De su vida de recluso se sabe poco. Apenas alguna anécdota como la siguiente: en 1933, consiguió detonar la furia de los presos porque mató al gato mascota del penal arrojándolo junto con los leños al fuego; le pegaron tanto que tardó más de veinte días en salir del hospital.
Las circunstancias de su muerte, ocurrida en Ushuaia el 15 de noviembre de 1944 siguen siendo nebulosas. Supuestamente murió a causa de una hemorragia interna causada por un proceso ulceroso gastroduodenal, pero se sabe que había sido maltratado y, con frecuencia, violentado sexualmente. Sobrellevó los largos días de la cárcel, sin amigos, sin visitas y sin cartas. Murió sin confesar remordimientos.
El penal de Ushuaia fue finalmente clausurado en 1947. Cuando el cementerio fue removido sus huesos ya no estaban.

lunes, 6 de marzo de 2017

EL COQUETO!



Ceci subió a un microbús de la Ruta 27, de color verde en la vía López Portillo, en la zona de Ciudad Labor rumbo a Ciudad Satélite, el sábado 26 de noviembre del 2011, pero nunca llegó a su casa en la zona de Mundo E.
Estudiaba en el Bachilleres de Satélite y estaba a punto de obtener la certificación para dar clases de natación, era dinámica y hasta autosuficiente, pues desde pequeña trabajó como empacadora en el Superama de Santa Mónica..
Cuando subió sólo iban dos o tres pasajeros, Ceci sólo hizo una expresión de preocupación al ver hacia el fondo de la unidad, ésa es la última imagen que su novio tiene de ella.
Eran casi las diez de la noche cuando subió al microbús, del cual su novio recuerda que tenía un cristal roto, del lado donde suben los pasajeros. Desde esa noche su madre empezó a buscarla. Su familia y sus amigos de Bachilleres organizaron brigadas de búsqueda.
“Llevo tres meses sin trabajar porque me dediqué a buscar a mi hija a la que yo sola encontré, al hurgar en un altar de expedientes el 27 de diciembre de 2011”, un mes después de que desapareciera, contó la mamá.
El rostro de la joven era irreconocible, pero traía aún puesta su sudadera de color rosa.
El rostro de la joven era irreconocible, pero traía aún puesta su sudadera de color rosa, por lo que después de pruebas periciales de identidad el cuerpo de Ceci fue entregado a su familia y fue sepultada el 29 de diciembre de 2011.
El cuerpo de Cecilia Pérez Vargas, de 16 años, fue encontrado debajo de un puente del Circuito Exterior Mexiquense, en la zona de Tultitlán, casi cuatro semanas después de que subió al microbús.
El celular de la jovencita fue una de las pruebas contundentes que dieron con el homicida.
Su apodo “El coqueto” su nombre César Librado Legorreta de 29 años.
Su apodo “El coqueto” su nombre César Librado Legorreta de 29 años.
Foto: El Universal
EL CULPABLE
El 27 de febrero del 2012 es aprehendido el conductor de un microbús de la ruta metropolitana como probable responsable de ocho feminicidios . Le apodan “El coqueto” pero su nombre es César Librado Legorreta y tiene 29 años.
El 26 de diciembre del 2011 el cadáver de una jovencita fue hallado al que le siguió otro más el 18 de enero el cual fue encontrado en un área verde, en Tlalnepantla, tenía sus manos amarradas con las agujetas de sus zapatos.
El último crimen que realizó fue el de una joven que subió al microbús en el Auditorio Nacional tras un concierto, el hombre se la llevó a otro lado para violarla y asesinarla, se trataba de la empleada de una televisora
La Procuraduría mexiquense investigó entonces si los hechos estaban relacionados y se trataba de un asesino serial.
UNA VIDA COMUN
Vivía de una manera normal con su abuela, madre y hermano.
Vivía de una manera normal con su abuela, madre y hermano.
Foto: El Universal
En Valle de las Rosas número 19, Fraccionamiento Izcalli del Valle hay una pequeña vivienda de dos niveles con reja blanca y grandes ventanales en la parte superior, ahí vivió “El Coqueto” con su abuela, su madre y su hermano, durante más de una década.
La vivienda actualmente es habitada por la madre y un hermano, este último de 14 años de edad.
“Eran muy buenas personas, él era muy respetuoso, se descompuso”, relató un vecino. “El Coqueto” llegó de “muy chico” a Izcalli del Valle y empezó a trabajar a los 15 años de edad como chofer de un microbús. Cuando tenía poco más de 20 años se casó con América y actualmente tiene dos hijos, de unos cuatro y cinco años de edad.
“Eran muy buenas personas, él era muy respetuoso, se descompuso”, relató un vecino.
“La señora (la abuelita) es muy buena persona, pero parece que al chavo se le metió el demonio. Era muy normal, no sé qué le pasó a ese chamaco, solamente Dios sabe”, dice un vecino.
Muchachos relatan que “El Coqueto” acudía cada 15 días para ver a su madre y hermano, aunque a veces tardaba un mes o dos meses en visitar a sus familiares.
Durante sus visitas jugaba futbol en la calle, con niños y adolescentes. Ahí mostraba con frecuencia entre tres y cuatro teléfonos celulares e intercambiaba canciones con sus amigos. Nadie recuerda algún crimen contra una mujer ocurrido en la comunidad.
LA OTRA CARA
En el trabajo era agresivo y corriente y sin amigos.
En el trabajo era agresivo y corriente y sin amigos.
Foto: El Universal
“Ni como compañero era bueno”, dijo el chofer de la Ruta 2. “Era agresivo y “muy corriente”, sin amigos, conducía el microbús a partir de las 15:00 horas y se encargaba del horario nocturno, que con frecuencia se extendía hasta la madrugada del día siguiente.
Era muy “entrón” para gritarles obscenidades a las mujeres, para ofrecerse a llevarlas a sus casas, para violarlas y después asesinarlas; sin embargo, a la hora de los golpes con hombres siempre le faltó decisión, era un cobarde.
Muchas veces lo retaron a golpes y casi siempre rehuyó, las pocas peleas que tuvo, las perdió. Él no las buscaba, pero la forma abusiva en que se comportaba al querer ganar el pasaje, le generó muchos problemas, explicaron operadores y conductores.
“Sacaba la cabeza por la ventana del microbús y les gritaba leperadas a las mujeres que pasaban”.
Gustaba de utilizar perfume, pantalones de mezclilla y camisas holgadas para lucir sus tatuajes, pues según él, atraían a las mujeres.
En los tres años que trabajó nunca se le vio con amigos, casi todos sus compañeros lo evitaban por “odioso y vulgar” coinciden varios entrevistados. Gustaba de utilizar perfume, pantalones de mezclilla y camisas holgadas para lucir sus tatuajes, pues según él, atraían a las mujeres.
Cuando su turno comenzaba a las 3 de la tarde, él iniciaba a las 7 u 8 y se prolongaba hasta la madrugada, a las 3 o 4. Casi nunca se paraba en la base y daba muchas vueltas por fuera, sin checar tarjeta. A veces dejaba de operar.
LA FUGA
La edad de sus víctimas osciló entre los 16 a los 34 años.
La edad de sus víctimas osciló entre los 16 a los 34 años. Foto: El Universal
Cuando los noticieros de todo el país daban la noticia de su aprehensión, el peligroso sujeto se había ya fugado, y he aquí el resumen de su huida:
1. César Armando Librado Legorreta, El Coqueto, se fugó de donde permanecía en espera de que fuera librada una orden de aprehensión en su contra.
Policías
2. El procurador Alfredo Castillo informó que de los tres elementos ministeriales que custodiaban al presunto delincuente, uno ya estaba detenido. Se trataba de Luis Alberto “N”.
Medida cautelar
3. Castillo explicó que al no haber existido flagrancia en su detención, se solicitó la medida cautelar de retenerlo .pero que ésta no implicaba ni facultaba de ninguna forma al Ministerio Público a decretar la retención de una persona en casas de arraigo ni en centros de internamiento, por lo cual se le mantuvo a cargo de los elementos de la Policía Ministerial”, quienes descuidaron la vigilancia.
Reiteró: “si lo hubiéramos colocado en las galeras o en un centro de arraigo y no tener la medida cautelar autorizada, hubiéramos incurrido en privación de la libertad o abuso de autoridad”.
Operativo de búsqueda
4. Junto con Librado Legorreta, la PGJEM buscaba a los policías que lo tenían bajo su custodia. Se anunció la entrega de una recompensa a quien aportara información sobre su paradero
Crímenes
5. La edad de sus víctimas osciló entre los 16 a los 34 años. Los ataques sexuales se dieron en el microbús que manejaba del Metro Chapultepec a Periférico, que es donde abandonó los cadáveres. Su forma de operar era a través de ganarse la confianza de las mujeres para después violarlas y matarlas al asfixiarlas con una “llave china”.
Apoyo de la sociedad
6. El procurador mexiquense apeló al apoyo de la sociedad para que se involucraran, ya que una vez que se dio a conocer el rostro de este posible homicida “nos puedan dar su paradero, porque se podrá esconder por algunos días pero tarde o temprano tendrá que hacer su actividad normal”.
Se inicia la Búsqueda
Seiscientos policías lo buscaban hasta por debajo de las piedras.
Seiscientos policías lo buscaban hasta por debajo de las piedras.
Foto: El Universal
Seiscientos policías lo buscaban hasta por debajo de las piedras, pero no lo encontraban, policías ministeriales, estatales y municipales del Edo. de México solicitaron apoyo de entidades vecinas como Tlaxcala, Hidalgo y Morelos.
Lo buscaron hasta en la Casa del Migrante San Juan Diego, pero sin éxito, pues hubo información de que se confundió con migrantes centroamericanos, con el objetivo de abordar el tren de carga.
Sin embargo, fuentes no oficiales aseguraron que El Coqueto huyó alrededor de las 04:00 horas del lunes 27 de febrero, pero los policías fueron concentrados hasta las 19:00 horas de ese día en la Subprocuraduría y hasta las 21:00 horas inició el operativo de búsqueda, lo que dio al prófugo 17 horas de ventaja.
Por otro lado Conrado Gómez Márquez, despachador de la Ruta 2, aseguró que un hombre que conducía una motocicleta pegó carteles y dijo que lo hacía de parte de la autoridad, Los carteles mostraban la fotografía de “El Coqueto” tomada de recortes de periódicos y con la leyenda “Se busca feminicida”, pero no proporcionaba números telefónicos o direcciones para realizar alguna denuncia.
Al huir cayó del 3er. piso y estuvo a punto de quedar paralítico.
Al huir cayó del 3er. piso y estuvo a punto de quedar paralítico. Foto: El Universal
A raíz de estos hechos disminuyó notablemente el número de mujeres que abordaban los microbuses de la Ruta 2; en “horas pico” algunas mujeres utilizan los microbuses de la ruta, pero en horarios con pocos pasajeros preferían abordar otras unidades del servicio público.
LA CAPTURA Y LA JUSTICIA DIVINA?….
César Librado, fue recluido en el Penal de Barrientos, en Tlalnepantla, luego de que elementos de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México ejecutaron una orden de aprehensión en su contra el 3 de marzo, y esto es el resumen de su captura:
  1. El procurador da a conocer que César Armando Librado, alias El Coqueto, presunto feminicida y violador serial, podría quedar paralizado de las piernas tras las lesiones que sufrió al caer del tercer piso de la Subprocuraduría.
  2. Requería de una intervención quirúrgica además de que su estado de salud era delicado, pues la caída le causó una multifractura en el pie derecho y multifracturas por estallamiento en vértebras lumbares. A pesar de la severidad de sus lesiones, los médicos legistas no consideraron que su vida estuviera en peligro por lo cual fue ingresado al Penal.
  3. Castillo Cervantes dijo que El Coqueto ingresó a Barrientos inmovilizado y en camilla.
  4. El funcionario detalló que Librado se dio a la fuga entre las dos y tres de la mañana del lunes 27, cuando los policías ministeriales que lo cuidaban se quedaron dormidos.
  5. El Coqueto narró que se quitó la esposa que tenía en su mano derecha lo que le provocó una lesión en el pulgar, y las de los pies, para lo cual se quitó los zapatos y dobló los pies en forma de punta hasta lograrlo.
  6. Para salir de las instalaciones, Librado narró que improvisó una cuerda con cables para bajar desde una ventana, lo que corroboró con las huellas dactilares halladas.
  7. Declaró que cayó desde la ventana, sostenido un poco por los cables; por lo que no pudo caminar debido a las lesiones y se arrastró 200 metros hasta la calle donde pidió ayuda a un automovilista, a quien le dijo que lo acababan de atropellar.
  8. El automovilista que se detuvo a auxiliarlo lo llevó a casa de su medio hermano, quien al recibirlo lo cuestionó sobre qué le había pasado, Librado se negó a responder. El hermano de “El Coqueto” ante la duda llamó a su madre, lo que provocó la molestia de éste quien pidió lo llevara a casa de su padre, con quien tenía poco contacto. Su medio hermano lo llevó al domicilio paterno,. Su padre a quien le confesó lo que hizo lo llevó a la casa de los tíos, lugar donde fue encontrado por las autoridades.
  9. Fue encontrado acostado en el piso, y en el tiempo en que se le buscó no se atendió sus lesiones.
  10.  “El Coqueto” cambió su apariencia, se rapó, y para llegar al lugar donde se escondió, a sus tíos, dijo que había sido víctima de un secuestro del que logró escapar..
No recibió ayuda de su familia para esconderse.
No recibió ayuda de su familia para esconderse. Foto: El Universal
Una llamada telefónica, la clave para recapturarlo
Una llamada telefónica en la madrugada alertó a las autoridades para seguir el rastro del presunto feminicida quien durante cinco días fue el hombre más buscado en el Estado de México.
Fue la cuñada quien reconoció haberlo visto en su domicilio. En un segundo interrogatorio, el medio hermano dijo haberlo visto unos momentos. “Me pidió dinero prestado y después se fue”
LAS OTRAS VICTIMAS
La madre de una de sus víctimas aseguró que nadie le ayudó.
La madre de una de sus víctimas aseguró que nadie le ayudó. Foto: El Universal
El Coqueto no sólo asesinó a siete de sus ocho víctimas, conocidas hasta el momento, sino también cambió las vidas a familiares. “A mí me mató en vida”, dice Amparo Vargas, madre de Eva Cecilia.
La mujer supo, antes que las autoridades, de la existencia de un asesino serial que atacaba en microbuses, pero nadie le hizo caso.
Su hija desapareció el 26 de noviembre de 2011. Durante tres meses recorrió centímetro a centímetro la ruta del microbús.
Sus investigaciones le permitieron conocer que, de octubre de 2011 a febrero de 2012, mataron a cinco menores en la zona. “Es el mismo asesino y transporte público”, concluyó. Nadie le hizo caso.
En taxis o autobuses se cometen muchas violaciones.
En taxis o autobuses se cometen muchas violaciones.
Foto: El Universal
SU PERFIL Y DATOS INTERESANTES
La coordinadora del programa de investigación sobre violencia de género de la UNAM, dijo que:
  1. Después de la observación y exámenes realizados al agresor se confirma que no estaba loco o psicópata pues sabía lo que hacía
  2. Un 70% de las violaciones son cometidas por personas cercanas a la víctima, sobre todo familiares. El restante 30% lo perpetran desconocidos, y de éstos un número importante son choferes del transporte público, ya sea de autobuses, microbuses, combis o taxis
  3. En muy pocas ocasiones se castiga al agresor.
  4. Las mujeres abordan el transporte, el agresor observa, selecciona y espera el momento para atacar.
  5. La violación es la manifestación más extrema del poder, no existe un perfil del violador.
  6. Las violaciones, explica, se cometen por muchos motivos, el más común es manifestar poder de género. La gente viola porque puede y porque tiene impunidad
  7. La actitud de “El coqueto” es resultado de baja autoestima, toda vez que creció en un ambiente de violencia intrafamiliar y carencias; aparentemente cuando era niño fue víctima de abuso, según el análisis de personalidad.
  8. Afirmó que mató a las chicas por miedo a que lo denunciaran, además veía la oportunidad de atacarlas y lo hacía, era abusivo.
  9. Guardaba algunas prendas de sus víctimas como un trofeo, actitud típica de un asesino serial, aunque muchas de las cosas que obtenía se las regalaba a su esposa, cuyo nombre lleva escrito en un tatuaje
LA SENTENCIA
Finalmente es sentenciado a 40 años de prisión, multa de 700 salarios mínimos e indemnización de 94 mil 515 pesos a cada una de sus víctimas lo cual da un total de 240 años recluido.